Una nueva profesión prolifera en el país, el de relacionista
comunitario. Si bien no es nueva, como
función no existe de manera formal en alguna universidad, basta ver los
anuncios en los diarios los días domingo para darse cuenta que la demanda es
creciente y lo seguirá siendo. Pero cuál es su rol o cuál debería ser.
El boom minero ha
puesto bajo la lupa a todas las empresas y a las comunidades aledañas a sus
zonas de influencia en guardia y vigilia permanente. Ya pasaron los tiempos en
que las empresas mineras formales hacían y deshacían en su área de trabajo,
trayéndose abajo el medio ambiente y la vida misma de la población local.
El cambio, no obstante, estriba en que el daño ambiental y
social se sigue dando (en menor escala) pero las comunidades demandan cada vez
más y con razones justas compensaciones ante los hechos que trastocan todo su
entorno social, ambiental y muchas veces cultural. Es en este contexto que
aparecen los relacionistas comunitarios.
En términos prácticos los relacionistas comunitarios son los
que salen al frente cuando hay controversia con las comunidades para intentar
resolver los conflictos que frecuentemente se presentan entre la empresa y la
comunidad. El problema no radica ahí sino en el marco general en que se
desenvuelven, el cual depende de las políticas de la empresa.
Hay relacionistas comunitarios de todo tipo, desde aquellos
que vienen de ciudades urbanas “con conciencia social”, hasta los locales que
hablan el idioma o dialecto de las comunidades. Se han convertido, más allá de
la cara visible de la empresa con la comunidad, en los negociadores que buscan
ofrecer lo menos posible a las comunidades y ceder lo mínimo ante las demandas
por compensaciones, al más puro estilo de negociación empresarial.
En la práctica lo que se está dando en el manejo de las
relaciones comunitarias es un mercado de proyectos. En donde la empresa ve
cumplido su objetivo si logra que las comunidades estén satisfechas (los dejen
trabajar) con el menor gasto posible, y la comunidad por cierto si este monto
es el mayor posible y de satisfacción inmediata. Por proyectos estamos hablando
desde el pintado de las paredes de un colegio hasta la reforestación de
bosques, etc. Ante la menor eventualidad de incumplimiento de estos acuerdos
que con mayor frecuencia sucede, empiezan o se agravan los conflictos y nuevamente
el relacionista comunitario entra en escena.
Entendemos que como en todo proceso las cosas deben ir
cambiando para mejor, en la medida que las empresas y sus relaciones
comunitarias aprenden más de las comunidades y estas a su vez aprenden el comportamiento
e intereses de las empresas. Sin embargo, este proceso, podría ir más rápido y
mejoraría cualitativamente si las empresas y las comunidades entendieran que el
camino a seguir no puede continuar siendo el mercado de proyectos sin norte, sino el del objetivo común del desarrollo
sostenible local.
La empresa y las comunidades convivirán por décadas, por
tanto el desarrollo sostenible local debe ser un objetivo a seguir por ambos
(con apoyo del Estado por cierto). Para ello, la Responsabilidad Social de las
empresas debe dejar de ser un discurso y convertirse en un objetivo de política
corporativa, en donde los stakeholders tengan la misma importancia relativa que
sus propios accionista.
Esta nueva actividad emergente se viene perfilando en el
mercado laboral de las empresas mineras y es asumido generalmente por
profesionales de las carreras de: Sociología, Antropología, Administración,
Derecho y Ciencias de la Comunicación. las funciones a cumplir y requisitos que
solicitan la mayoría de las empresas mineras son:
Funciones:
Promover las buenas y productivas relaciones entre la
empresa, el cliente y las comunidades del entorno.
Desarrollar contacto con proveedores locales de manera
sostenible y responsable.
Desarrollar las habilidades de los colaboradores utilizando
herramientas de pedagogía social (talleres interculturales.
Realizar talleres de integración sociocultural al personal
operativo y supervisores de la empresa.
Trabajar con familias del personal local, creando conciencia
de la importancia de las BPM en el ámbito familiar.
Apoyar en proyectos
de desarrollo social y levantamiento de información.
Velar por un buen
clima laboral en la operación.
Aplicar temas de
apoyo a la gestión social desde un punto de vista aplicado a: BPMs, temas
contra desnutrición temprana, aprovechamiento de productos oriundos de cada
zona para apoyar el tema de la nutrición y apoyar al desarrollo intelectual en
edad escolar.
Trabajar de manera coordinada con las áreas de
Comunicaciones y RRHH sobre temas relacionados al desarrollo del personal
comunal en nuestras operaciones.
Requisitos:
Profesional universitario de las carreras de psicología,
comunicaciones, sociología o carreras afines.
Contar con un postgrado en Relaciones comunitarias y
Responsabilidad social.
Ingles nivel avanzado.
Mínimo 4 años de experiencia dominando temas de Relaciones
comunitarias y Responsabilidad social empresarial en diferentes zonas del
país.
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